sábado, 11 de junio de 2011

Magnetic Man @ SONAR ESPAÑA Entrevista



El dubstep, aunque era un género cani en sí mismo, terminó domesticado. Aparecieron un puñado de artistas —Joy Orbison, Burial, Mount Kimbie— demostrando que el dubstep podía casar con la IDM, el indie pop y hasta el ambient, pero faltaba un poco de sangre. El núcleo duro de la escena no ayudaba mucho; era demasiado fiel a su propio imaginario. Craso error. Al final, claro, nos aburríamos de mala manera y todo nos sonaba igual. Pero ahí es dónde entran Magnetic Man: patadas en los huevos, un sinfín de bromas cafres y fiesta pinchada en vena. Lo tienen muy claro. Magnetic Man actuarán en el SonarClub (Sónar de Noche) el sábado 18 de junio.

MAGNETIC MAN
Qué pasa, neng

Marc Piñol
Era de suponer que lo único que le faltaba al dubstep, después de casi diez años dando el callo, era alguien que se liara la manta a la cabeza y llegara a las masas. Lo de Burial fue un simple detalle de estilo —un señor detalle, que conste, al que le estaremos sacando punta por los siglos de los siglos—, algo así como el Bob Dylan de la escena: un tipo retraído, escurridizo, sensible. Definitivamente, el wobble no estaba hecho para él. Ahora, sin embargo, faltaba que alguien hiciera el papel de Rolling Stones. El show elevado a la máxima potencia. De la misma manera que la banda capitaneada por Jagger y Richards recuperaron el blues y lo regurgitaron en clave mainstream, definiendo así unas bases que se repetirían a lo largo de las siguientes décadas. Es inevitable pensar en lo que hicieron AC/DC con el rock, Daft Punk con el house o DJ Tiësto con el trance: sacar a la luz al cani que todos llevamos dentro y darle lustre como si no hubiera mañana. Y ahí es donde entran Magnetic Man, claro.

Sabiendo como es la escena musical anglosajona, que se autoensalza y se autodesploma con mucha facilidad, no sabemos si esto será, definitivamente, la gota que consiga colmar el vaso y que a partir de este punto la cosa cambie. Lo que huelga decir es que Benga, Artwork y Skream tienen las cosas muy claras. Quieren llenar estadios, abrumar con shows pirotécnicos y triunfar por todo lo alto, un detalle que muy probablemente los demonice en su propio círculo —la escena dubstep es así, a pesar de las múltiples ramificaciones que ha sufrido en los últimos tres años—, pero que muchos tendrán en cuenta a la hora intentar subirse al carro. Y es que, como es bien sabido, la cultura del pelotazo no es sólo patrimonio del ladrillo. Skream, al que tuvimos el honor de entrevistar hace poco tiempo, vuelve a ponerse al teléfono para desgranar las claves de su éxito.

Desde la última vez que te entrevisté han pasado sólo tres meses. Me resulta casi increíble ver que continúas haciendo giras, presentando discos y volando de un lado para otro sin pausa. ¿Cómo se lleva el estrés al ver que todo proyecto en el que estás implicado empieza a pasar a primera fila? ¿Tienes dudas de con cuál quedarte?
Bueno, la situación actual no me estresa mucho. Me lo estoy pasando muy bien haciendo esto, creo que sería muchísimo peor trabajar en una oficina, ¿no? Llevamos aproximadamente cinco años haciendo canciones de Magnetic Man, así que no es un proyecto que haya salido de la nada, ya nos hemos acostumbrado al hecho de que esté ahí. Las primeras 'jams' que hicimos en el estudio no las tenemos grabadas, simplemente experimentábamos y dejábamos correr la creatividad. Pero en las últimas sesiones de estudio nos dimos cuenta de que era algo que empezaba a coger vida propia y que nos superaba en cuanto a proyectos individuales se refiere. No sé, me da la sensación de que el motivo principal que nos llevó a darle un empujón al disco fue pensar que estábamos haciendo algo diferente de verdad. No creo que sea sólo música de club, va mucho más allá.

De hecho, al escuchar el disco recordé aquel concepto que se sacaron The KLF de la manga cuando editaron "Last time to Trancentral", el stadium house. Toda aquella música hecha en pequeños estudios se transformó en una cosa épica y demencial. ¿Te parecería bien que te dijera que lo de Magnetic Man es algo así como stadium dubstep?
Creo que no me haría muy feliz si a alguien se le ocurriera soltar esa etiqueta en una revista. Así que no, gracias (risas). De todas formas puedo entender lo que quieres decir. Está claro que lo que estábamos haciendo antes tenía su sitio en clubes de más o menos aforo, pero en los últimos años la cosa se había empezado a disparar. Creo que no hubiera sido nada honesto seguir haciendo lo mismo a escala mayor. Había que darle un poco la vuelta a los sonidos que nos gustaban e intentar recuperar todo aquello que pudo significar, por ejemplo, la música rave de los noventa. Fue una etapa que me perdí, por entonces aún andaba en pañales. A veces, cuando estoy escuchando en casa esos viejos discos de drum'n'bass y old skool hardcore, me entran ganas de cagarme en todo lo que se mueve. ¿Cómo puede ser que esas fantásticas fiestas gigantes hayan desaparecido? Con música no demasiado oscura, sólo lo justo para no resultar excesivamente idiota. En serio, a veces me meto en YouTube para ver vídeos de esa etapa y me fustra un poco ver que todo está tan apagado a día de hoy. Creo que hay que intentar recuperar ese espíritu como sea.

En el concierto que hicisteis en este pasado Festival de Benicàssim las cosas fueron un poco en esa línea. Hiciste una apuesta con Benga para que se despelotara y se paseara por el escenario del grupo que actuaba delante vuestro. ¿Os metieron una bronca la gente de la organización?
Lo de pasearse en pelotas fue bastante divertido. La verdad, creo que mucha de la gente que estaba entre el público ni siquiera fue capaz de asimilar lo que estaba pasando, no se dieron cuenta. Benga se quitó la ropa, salió a correr y pasó a toda castaña por detrás de los que estaban tocando, no tengo ni idea de quién eran (los australianos The Temper Trap). Más tarde estuvimos casi cuatro horas haciendo el directo y pinchando, así que pudimos llevar a la gente al sitio que queríamos: el escenario. Bueno, ahí sí que creo que nos ganamos la antipatía de los organizadores. Nadie se hizo daño, pero por lo visto creo que no les hizo gracia que el escenario principal se llenara de gente. Creo que debía haber doscientas personas. Yo qué sé, mierda, quizá había más (risas).

¿Hasta dónde llega el asunto de las apuestas?
Me imagino que algo tan intenso como un streak no sería la primera de vuestras fechorías. Es constante, en general nos aburrimos si no hacemos cualquier tontería. Hay una cosa que a Benga le encanta por encima de todo, y es hacerse el muerto en la cama de los hoteles para que el servicio de limpieza se asuste al recoger la habitación. A veces apostamos: ¿se lo tragarán o no? Hubo un día en que llegaron a llamar a una ambulancia. Ese día nos partimos de risa.

Sé que para grabar "Magnetic Man" (Columbia / SonyBMG, 10) estuvisteis comiendo un montón de chocolatinas. De hecho, me atrevo a decir que es el primer disco de la historia influenciado no por las drogas, sino por el Kit Kat. (Risas)
¿De dónde has sacado eso? Sí, sí, la verdad es que nos hemos puesto un poco gordos de tanto comer mierdas con azúcar. Un día salimos del estudio para ir a comprar a un supermercado, el plan era volver con provisiones para toda la semana. Teníamos pensado hacer jornadas intensivas. Cada uno se fue por un lado con su propio carrito de la compra y al pasar por caja vimos que nadie había pensado en comprar nada mínimamente sano, todo eran chocolatinas. Con la broma, casi me atrevo a decir que estuvimos varios días alimentándonos básicamente de huevos Kinder. Creo que de la misma manera que ha habido un montón de discos influenciados por la heroína, el hachís y la cocaína, no hay apenas discos influenciados por los huevos Kinder. Tío, es una injusticia.

No sé si injusticia, pero en cierta manera me parece bastante acertado. Realmente, tengo la sensación de que vuestro disco es lo más parecido a un subidón de azúcar refinado, en el sentido más puramente físico.
Ya te lo he dicho, de una u otra manera las chocolatinas se han colado en el disco (risas). Pero creo que no es bueno que sigamos por esta senda. Terminaríamos con diabetes antes de los treinta. En el fondo todo esto tiene que ver con nuestra absoluta inexperiencia en un medio tan grande como es el de los grandes estudios. Estamos acostumbrados a trabajar con nuestro laptop en nuestro dormitorio y de golpe nos vemos delante de esas gigantescas mesas con miles de botones. La única manera de que te sientas como en casa es comerte un Snicker y beberte una Coca-Cola. Funciona.

Hablando de cosas que funcionan: parece que la etapa del wobble bass ha pasado. Fueron años de impasse, tirando a aburridos, y afortunadamente en el disco no hay ni un pequeño apunte al respecto.
Ya, al principio era algo que hacía gracia. No había nada que sonara igual, ¿no? Y de golpe, todo el mundo quiere hacer ese sonido, exactamente ése. Salen tutoriales en YouTube, se fabrican sintes virtuales que sólo sirven para eso... Claro, al final es algo que no tiene la más mínima gracia, y de hecho puede llegar a cabrearte. En el disco hemos intentado huir de los tópicos de la escena, y creo que nos ha salido bastante bien. No nos hemos influenciado por cosas demasiado obvias. Creo que en los próximos trabajos tocaremos un poco la música disco, pero a nuestro modo. Estamos en ello, ya veremos que sale. Pero nada de wobble bass, eso seguro.

Imagino que vuestra manera de enfocar los directos influye de alguna manera en vuestras producciones. Al fin y al cabo hacéis una música que busca empatía y reacciones inmediatas, así que es de suponer que buscáis ese sentimiento en el estudio.
En cierta manera sí, aunque solemos trabajar de una manera bastante desperdigada en el estudio. No nos paramos a pensar mucho en lo que estamos haciendo. Lo hacemos y ya está. Al principio nos estuvimos marcando unas coordenadas muy claras a seguir, pero creo que al final todo se reduce a disparar lo más rápido que puedas sin pensar demasiado. Con eso no quiero decir que no tengamos un baremo de calidad, pero nos encanta la idea de que una canción hecha al vuelo termine teniendo su propia alma. Creo que las mejores cosas te salen en una tarde y que las peores te salen cuando te encierras dos meses para terminarlas. Quizá sea esa la razón por la que sacamos tantas cosas. No sé, tío. Lo único que te puedo decir es que seguiremos a este ritmo. Y si a alguien no le gusta, que se joda.

Magnetic Man actuarán en el SonarClub (Sónar de Noche) el sábado 18 de junio.

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